
Ella casi dormía y de repente las ganas de decirle a Dios, con algunas lágrimas, que le regalara una historia real le ganaron...fue una reacción tan básica y humana como la de un niño pequeño que llora para decirle a su padre que necesita algo de él...lloraba y le pedía una historia que se pueda abrazar, sentir; una historia en donde exista esa persona a la que se le puede contar todo, alguien con quien pudiera estar en cada una de sus alegrías o tristezas...alguien que la mirara por dentro y que la quiera por lo que ve, estaba cansada de historias prestadas o hechas de las migajas que dejan los demás...buscaba a alguien que no se convierta en un muerto más de su libro pero la realidad se vino encima y fue inevitable...es que sentía que el año moría y otro hombre de su vida también...un muerto más para su recuerdo, un muerto para sumar fantasmas, un muerto más para aquel año en que murieron todos; incluso ella y lo que fue...